La siguiente anécdota se atribuye al filósofo francés Voltaire. Posiblemente sea apócrifa o, simplemente, inventada. En cualquier caso siempre me ha gustado y puede atribuirse a su personalidad.
Paseaba Voltaire junto a un amigo por la calle, cuando se cruzaron con una procesión precedida por un Cristo crucificado, motivo por el cual Voltaire se quitó el sombrero en señal de respeto.
– Os creía incrédulo en materia de religión– le dijo su acompañante, sorprendido por el gesto.
– Y lo soy– matizó Voltaire – Aunque no nos hablamos, Cristo y yo nos saludamos
Es conveniente ser respetuosos aún en la discrepancia.