Mi estómago se encogió y mi corazón se aceleró; mis rodillas se doblaron y las palmas de mis manos estaban húmedas. ¿Me estaban sentando mal los crostini de hígado de pollo del almuerzo? Sin embargo, para algunos visitantes de Florencia estos son los síntomas de una enfermedad grave que no tiene nada que ver con una intoxicación alimentaria. Aparentemente, todo tiene que ver con la abundancia de arte en la ciudad.
Todos nos hemos quedado alguna vez sin aliento al contemplar una hermosa obra de arte o ver un paisaje de ensueño. Sin embargo, este éxtasis que trasmite la belleza que nos rodea, puede llegar a provocar también ansiedad, mareos o emociones extremas. Se trata del síndrome de Stendhal, una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, temblor, palpitaciones, vértigo, confusión cuando una persona es expuesta a obras de arte consideradas extremadamente bellas.
El síndrome recibe este nombre por el escritor francés del siglo XIX Henri Beyle -conocido por el seudónimo Stendhal- que describió el miedo a caer y «una especie de éxtasis» después de ver la «belleza sublime» de la Basílica de la Santa Croce situada en Florencia.
«Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme», escribió en su libro Roma, Nápoles y Florencia, publicado en 1817.
Justamente en esa ciudad italiana se han registrado a lo largo de la historia desvanecimientos y vértigos de turistas que observan la gran cantidad de obras de arte que allí se encuentran. Uno de los últimos casos y más graves que se han relacionado con el síndrome de Stendhal ocurrió en 2018, cuando un hombre sufrió un infarto mientras contemplaba la obra El nacimiento de Venus de Botticelli y que se sitúa en la Galería de los Uffizi de Florencia.
Aunque este síndrome, también llamado por algunos «síndrome de Florencia o «síndrome del viajero», no está catalogado en los manuales de diagnósticos, sí que ha sido estudiado por profesionales de la medicina. Una de ellas fue la psiquiatra italiana Graziella Magherini, que registró este síndrome en 1979 y fue quien le puso el nombre de Stendhal, a modo de homenaje al escritor.
Entre los 80 y 90, Magherini, que además es experta en Historia del Arte, realizó un estudio estadístico con más de un centenar de casos y distinguió tres tipos de síndrome de Stendhal.
El primero de ellos es el más habitual y produce trastornos de pensamiento. Así, un 66% de los viajeros registrados en el estudio sufrió alteraciones en la percepción de colores y sonidos seguidas de un aumento en los sentimientos de culpa y ansiedad.
El siguiente afectó al 29% y genera angustia, sentimiento de inferioridad, precariedad o insuficiencia, superioridad, euforia y exaltación, además de pérdida del criterio propio de la realidad. El último tipo sería el más grave y genera síntomas de ansiedad. Lo sufrió el 5% de los encuestados y les provocó crisis de pánico o desvanecimiento, taquicardias, malestar epigástrico y dolor precordial.
Así, los síntomas más habituales son:
- Fatiga y cansancio.
- Elevación del ritmo cardiaco.
- Ahogo y presión en el pecho.
- Sudoración.
- Sensación de desorientación.
- Mareos y visión borrosa.
- Emociones extremas (ya sea de alegría o tristeza).
- Alteraciones en el pensamiento, como delirios o alucinaciones.
- Ansiedad.
También se reportaron casos en Jerusalén y Paris, con características particulares.
La popularidad de este síndrome se volvió tal que en 1998 el director italiano Dario Argento rodó la película El síndrome de Stendhal, donde la protagonista cae bajo el encanto hipnótico de una extraña pintura.
También en la literatura encontramos una mención al síndrome de Stendhal en “Una habitación con vistas”, escrita en 1908 por el autor E.M. Forster. La novela tiene una escena en la Piazza della Signoria en la que Lucy, la protagonista, ve a dos italianos discutiendo. Las emociones causadas por el lugar y la situación hacen que la mujer se desmaye. Ella también es una víctima del síndrome de Stendhal.
¿Y tú? ¿Alguna vez has experimentado algo parecido?
Fuentes: elespañol.com ; bbc.com